La construcción de la paz y la democracia, ¡una utopía!

¿Cómo lograr una pedagogía de la esperanza?

Por: José Clareth Bonilla Cadavid.

“Hay  países sin lugar alguno e historias sin cronología. Ciudades, planetas, continentes, universos cuya traza es imposible de ubicar en un mapa o de identificar en cielo alguno, simplemente porque no pertenecen a ningún espacio. No cabe duda de que esas ciudades, esos continentes, esos planetas fueron concebidos en la cabeza de los hombres, o a decir verdad en el intersticio de sus palabras, en la espesura de sus relatos, o bien en el lugar sin lugar de sus sueños, en el vacío de su corazón; me refiero, en suma, a la dulzura de las utopíáas.” Michel Foucault (1)

Cuando FUKUYAMA publico el libro en (New York, Avon Books, 1992) sobre “El fin de la historia”.  Lo grave       como una frase lapidaria…”El fin de la Historia significa que la sociedad se rija por los intereses económicos de determinados grupos humanos de poder? toda una frase de cuartel, que rompe el silencio de los más escépticos y alzaron su voz, argumentaron a los cuatro vientos. ¿Cómo es posible que el paradigma más fuerte de la historiografía se derrumbe? Los constructores de utopías, emerge una nueva forma de  percibir y esperar un mundo mejor.

Un cuarto de siglo después de FUKUYAMA, hoy asistimos en Colombia y celebramos el bicentenario, doscientos años soñando la esperanza del testamento de Bolívar del 10 de Diciembre de 1830: “¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.” Pronunciada en la Hacienda de San   Santa Marta.

Simón Bolívar y su ejército libertador el 7 de agosto de 1819 libertó a Colombia. Venció al ejército realista en la batalla de Boyacá. Es una fecha histórica y simbolice de importancia para  el año 2019. Doscientos años estamos padeciendo la profecía de Simón Bolívar: “NUNCA SEREMOS DICHOSOS, ¡NUNCA!”.

El grito de libertad y sus votos fueron para la felicidad de la Patria, hoy encontramos un país, lleno de miedo, con una pedagogía donde su modelo es el odio y la confrontación. 

La ONU estamos preocupados por el alto número de defensores de derechos humanos, “los asesinados son perpetrados especialmente en las zonas rurales y las víctimas son líderes y lideresas de comunidades afrocolombianas, indígenas, campesinas, activistas ambientalistas, feministas, periodistas, población Lesbiana Gay Bisexual Transexual e Intersexual -LGBTI-, entre otras”. Colombia es un país que no ha logrado encontrar su identidad y libertad, con clase política corrupta y desprestigiada. Con dificultades en la educación, sector salud y con una confrontación de odios, donde los procesos de asistencia social se han desperdiciado por los corruptores. 

Existe una confrontación del estado, se ha vulnerado los principios de la democracia, como son el respeto y autonomía de los poderes que sustenta el estado. Hay desconocimiento de la Constitución y la clase dirigente convocan a la guerra y, desconocen los acuerdos naciones e internacionales.

Vamos a celebrar el bicentenario de un Estado y una República fracturada. La decisión del presidente Duque de objetar apartes de la Ley de la Jurisdicción Especial para La Paz, puso en grave riesgo la separación de los poderes y atento contra la construcción de la Paz buscando polarización a la ciudadaníaa, la que realmente nos una y nos permita concentrarnos en resolver los principales problemas del país.

Es el momento de reflexionar y convocar a un debate público y un acuerdo de voluntades. El Bicentenario [….] “invita a una reflexión profunda sobre nuestro pasado y nuestro presente; sobre nuestros logros y debilidades; sobre nuestros aciertos y nuestros errores; pero, ante todo, sobre nuestras potencialidades y nuestro futuro.[….]una oportunidad para reflexionar desde varias escenarios, tales como colegios, universidades y medios de comunicación, sobre la memoria histórica de nuestra nación y la importancia de que esta memoria sea siga siendo recordada en nuestro caso particular la conquista cruel y dolorosa para nuestro país.” (2)

Construir una sociedad informada es uno de los desafíos globales del nuevo milenio. Es un compromiso universal que busca encauzar el potencial de la información, el conocimiento y la tecnología para promover, entre otros, los objetivos de erradicación de la pobreza, la universalidad de la educación, la

equidad social y la democracia. 

Dejamos una dominación Española cruel y dolorosa. El homicidio más grande del mundo como fue la conquista, Con el mal llamado “descubrimiento” de América, las atrocidades de Colon y los conquistadores, los vejámenes y humillación de los aborígenes, quienes eran considerados por los saqueadores y clérigos españoles como animales, tratados como bestias del demonio por la incomprensión de su cultura, en donde la población aproximada de 60 millones de personas del Nuevo Mundo, después del holocausto se vio reducida a tan solo 5 o 6 millones.

Hoy asistimos a un naufragio y vemos como  la democracia y con un  Presidente del Senado, haciendo su últimas “jugaditas’, evadiendo la deliberación de las ideas, irrespetado el postulado más importante de la sociedades abiertas como son la libre expresión de las ideas.

El  auge y derrumbe de las utopías de durante el siglo XX

Cuando analizamos la conmemoración de Bicentenario y después de un soñar despiertos durante 200 años de independencia y de construcción de la República, interpretamos  ese sueño y desarrollar el proceso de construcción de una patria unida en su desarrollo de la ‘libertad’, lograda por los héroes como Bolívar, Santander y muchos más, quienes afrontaron el proceso de una Republica soñada por sus próceres héroes y mujeres que enfrentaron el proceso de la ‘mal llamada conquista’, hoy nos queda, los rezagos de una nostalgia del sueño de- lo-que-fue posible-y-no-fue’.

Como constructores de utopías y con un inventario de sueños inconclusos, hoy luchamos por no tratar de olvidar la utopía del sueño de un mundo mejor, tenemos la tarea de volver reedificar el camino, para que juntos soñemos realidad  nuestras utopías. “El sueño que se suena despierto tiene como primer rasgo el de no ser oprimente. El sueño está a nuestra disposición; el yo se dispone a un viaje hacia lo desconocido o lo detiene cuando quiere”.

El filósofo francés Ernest Bloch, en su libro El principio esperanza, nos habla de la utopía  como principio que habita el ser humano, aquello “que-no-ha-sido-pero-que puede-ser”. Setenta años después, el libro es un faro por su importancia, en especial para los espíritus que todavía piensan en que no es posible “proyecciones de un mundo mejor”.

La obra de Bloch es un llamado a la esperanza de que es posible lograr un mundo mejor, por eso hoy retomamos a Bauman, que nos deja como regalo póstumo una serie de ensayos, todos llenos de esperanza, para un volver atrás y refrescar nuestra memoria histórica, con el fin de identificar el rumbo, como una Retrotopía y poder contribuir a un futuro mejor. 

“Como el anhelo de rectificación de los defectos de la actual situación humana, aunque, en este caso, resucitando los malogrados y olvidados potenciales del pasado”.

Finalizando el siglo XX la incertidumbre abrió́ las puertas al laberinto del XXI, mucho antes de terminar el siglo, los escenarios sociales mostraban el malestar de una sociedad que pedía a gritos “otra ilustracióńn”. La caída del muro de Berlín, la disolución de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), y la reformas de Mijaílñ Gorbachov con los deseos de reforzar y perfeccionar el régimen socialista mediante la trasparencia (glasnost) y la reestructuracióńn (perestroika).

“Con el derrumbe del comunismo en 1989 las utopías del siglo xx desaparecieron y dejaron lugar a un presente cargado de memoria pero incapaz de proyectarse en el porvenir. Este nuevo vínculo entre historia y memoria permite redescubrir una tradición oculta, una visión melancólica de la izquierda que atraviesa la historia revolucionaria”. (3)

El siglo XXI comienza anunciando la llegada del fin de la historia, ya no fue posible hablar de progreso, sino de múltiples escenarios, la incertidumbre de los nuevos tiempos entra en el asombro de los adelantos científicos, 

Hoy con la conmemoración del Bicentenario, podemos lograr la utopía dentro de un sueño de realidad soñado en los últimos 200 años y reconstruir un ‘sueño de libertad’. Una patria que concertemos nuestros escenarios futuro, donde renazca la unidad y el desarme de los espíritus. El grito del bicentenario y su victoria dejó un legado en el país, pero nos quedan materias pendientes en el camino de consolidar la nacionalidad.

Soñemos como dijo Pizarro: “Soñemos que La Paz florezca en la nueva primavera”. Con una mirada centrada en la democracia y la reconciliación, erradicando el miedo y la nostalgia de lo que pudo haber sido y no fue.

Para que esta ‘paz florezca en esta primavera’ votemos conscientemente, ejerzamos la civilidad fortaleciendo la democracia, en este Bicentenario, logremos construir el sueño de la reconciliación, para que jamás vuelca acontecer y los espíritus se reconcilien en el ritual del perdón y la convivencia, como un ejercicio fenoménico de respeto por el otro, el reconocimiento del otro y todo aquello que llamamos vida.

El ciudadano que requiere los nuevos tiempos, para el ejercicio de su ciudadanía, para su mayoría de edad, seres autónomos, capaces de participar y decidir en todas sus responsabilidades como ciudadanos integrales y tolerantes, que ejerzan el cuidado de lo público y que en busca de un sentido ético y estético de la vida. El ejercicio de su autonomía, que ejerza la civilidad como el voto libre y consciente, el ejercicio de la civilidad, VOTE en conciencia pero VOTE, aunque sea en BLANCO.

Todos deseamos un mundo mejor, nuestras esperanzas es la reconciliación  de los espíritus, en una sociedad abierta la libre expresión de las ideas, dejemos de matarnos los unos a los otros, dejemos que luchan por las ideas   por nosotros mismos. Esta es nuestra utopía, un sueño de realidad, donde primen los argumentos objetivos,

“En lugar de imaginar futuros infaustos en los que la desigualdad, el consumismo, la personalización, la privatización de lo público y la mercantilización de la vida condenan a la mayoría de la población a la miseria e indignidad. Por su parte, la utopía social debe enfrentarse a la fragmentación en boga para obrar, en contra de la ideología dominante, lo común, lo universal, para subrayar, después de décadas resaltando lo que nos diferencia, aquello que nos une.”  (4)

El filosofo francés Ernst Bloch, en su libro “El Principio de Esperanza” nos habla de la utopía como principio que habita el ser humano, aquello ” que-no-ha-sido-pero-que puede-ser”. Setenta años después, el libro es un faro por su importancia, en especial para los espíritus que todavía piensan en que no es posible un mundo mejor.

Finalmente recordemos al Maestro Paulo Freire en su obra: “La pedagogía de la esperanza”, debemos educar la esperanza, soñar despiertos como dice Bloch y volver a recurrir el camino y enmendar, doscientos años construyendo una Nacionalidad, son muchas las generaciones esperando.

“La Pedagogía de la esperanza: un reencuentro de la pedagogia del oprimido es un libro así́, escrito con rabia, con amor, sin lo cual no hay esperanza. Una defensa de la tolerancia -que no se confunde con la connivencia- y de la radicalidad; una crítica al sectarismo, una comprensión de la posmodernidad progresista y un rechazo de la conservadora, neoliberal.” (4)

Freiré y su pedagogia al igual que Bloch, son dos investigadores, unos maestros para comprender y fundamentar la acción y participación  democracia y libertad, en especial, la crisis social y política de la Nación. Sus enseñanzas nos muestran y recuerdan que la esperanza que se funda en la verdad y la lucha ética y denuncias como: la corrupción y abusos, extorciones, apropiación de dineros públicos y ‘jugaditas’ legislativas, compra de votos, es una obligación moral y ética de la lucha para la honestidad y corregir el camino de errores y desmanes de políticos y Gobiernos, para erradicar el miedo y odios entre los Colombianos.

José Clareth Bonilla Cadavid. 

Agosto 13 2019

BIBLIOGRAFÍA 

  1. 1.FOUCAULT Michel “Topologías”, Fractal nº 48, enero-marzo, 2008, año XII, volumen XIII, pp. 39-62. Recuperado en:https://www.mxfractal.org/RevistaFractal48MichelFoucault.html
  2. 2.DNP Direcciónç de Desarrollo Empresarial. Fundamentar el crecimiento y el desarrollo social en la ciencia, la tecnología y la innovación. 2019bRecuprrado en: https://www.mineducacion.gov.co/cvn/1665/articles-114106_archivo_pdf.pdf
  3. 3.ENZO Traverso MELANCOLÍA DE IZQUIERDA DESPUÉS DE LAS UTOPÍA. Editorial. Galaxia Gutemberg. 2019 Recuperado en: http://www.galaxiagutenberg.com/wp-content/uploads/2019/04/Traverso_web.pdf
  4. 4.FREIRI Paulo. Pedagogía de la esperanza. Edit. Siglo XXI. 1993. Recuperado en: http://enlaceacademico.ucr.ac.cr/sites/default/files/publicaciones/PEDAGOGÍA%20DE%20LA%20ESPERANZA-FREIRE.pdf
  5. 5.BLOCH Ernst. EL PRINCIPIO ESPERANZA – VOL. I – II – III – EDITORIAL AGUILAR 1977. Recuperado en :https://kehuelga.net/IMG/pdf/bloch-e-el-principio-esperanza-vol-ii-1938-1947.pdf
  6. 6.FUKUYAMA Francisco .El fin de la Historia y el último hombre (The End of History and the Last Man) Editorial: Planeta. 1993. Recuperado en: https://www.academia.edu/30144232/FRANCIS_FUKUYAMA_EL_FIN_DE_LA_HISTORIA_Y_EL_ÚLTIMO_HOMBRE_UNA_VISIÓN_OPTIMISTA_DE_LA_EVOLUCIÓN_DE_LA_HISTORIA

Relacionado: https://youtu.be/Hy9QmZj6nz4

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